miércoles, 27 de julio de 2011

Una y otra vez...


Ya hablé por acá sobre el mito del eterno regreso de Nietzche y los De ja vu de mi tía Toti, y hoy, después de taaaaaaaaanto tiempo voy a volver a tocar el tema de las repeticiones.

Generalmente, en nuestra vida diaria tendemos a ser monótonos y un tanto rutinarios: nos levantamos siempre a la misma hora, tomamos casi siempre lo mismo de desayuno y esperamos el colectivo con más o menos la misma cantidad de minutos. Llegamos a nuestro trabajo, escuela o universidad, nos encontramos con las mismas personas y las saludamos, hablamos alguna trivialidad y nos ponemos a nuestra tarea, que también suele ser siempre la misma de lunes a viernes o en su defecto, sábado. De todas esas cosas nos damos cuenta que repetimos, porque nos quejamos de la rutina a menudo, pero ¿Qué hay de las cosas que repetimos y no somos conscientes?


La idea de este post surgió hace un tiempo, cuando empecé a salir con un chico que, al cambiar el número amigo de su empresa de celular de su ex por el mío me dijo “Siempre termino con alguna chica Personal, por eso tengo una compañía totalmente diferente a toda mi familia”. ¿Se dan cuenta qué terrible? A este flaco le resulta imposible enamorarse de alguien que sea de otra compañía, y no es que las descarte luego de saber cuál es, sino que conoce a una chica y zacate! Resulta que es de la misma empresa de celulares. Repetición de patrones.

Esto me puso a pensar en la cantidad de aspectos que repetimos a lo largo de nuestros días y quizás no seamos tan conscientes:

- El asiento: Sea del bondi, de la facultad, de una plaza. Se dan cuenta que siempre nos ubicamos en el mismo sitio? En la escuela te obligan a conservar tu asiento durante todo el año, aspecto por el que despotriqué mucho tiempo, y después en la facultad… siempre al medio a la izquierda en las aulas del edificio viejo, adelante al lado del pasillo en el auditorio, al fondo en las baterías C.

- Las comidas: Cuando una madre pregunta sobre el menú que deseamos solemos repetir un patrón, no digo que todos los lunes comamos pasta y todos los martes pollo, pero les aseguro que en un mes no tendrán demasiada variedad si hacen un registro. Si llevan vianda al trabajo, ni hablar, el arroz les sale por las orejas todos los días hábiles.

- Las festividades: Piensen en cualquiera, cualquiera cualquiera y van a ver que todos son iguales. Pongamos de ejemplo un cumpleaños: llegas, abrazas al homenajeado, le das un presente o no, te disculpas por la falta, te sentas, comes algo, sonreís a la gente que no conoces, charlas con los que sí conoces, haces algún comentario sobre la tele si está prendida, hablas dos minutos con el cumpleañero antes que le suene el celular o el timbre, reís, hablás, comes, viene la torta, alguien hace el chiste de la vela, alguno se ofrece para repartir las porciones, la mayoría no quiere, quedan servilletas con crema, alguien hace el chiste de “La hiciste vos?” creyéndose gracioso, cantan el feliz cumpleaños, te vas, el cumpleañero se disculpa por la poca atención, abrazo, abrazo, beso, beso, promesa de juntarse y subir fotos al facebook. Chau.

Esas ocupan mi top three de repeticiones ¿A ustedes se les ocurre alguna más?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La unica repeticion que se me ocurre en este momento es que cada vez que entro a tu blog, estas leyendo El libro de los abrazos

Hugo dijo...

Somos animales de costumbres.

Ananá dijo...

Anónimo: Si, doy asco, lo terminé hace muuucho pero desde que soy profe no puedo leer ningún libro por placer, vivo leyendo "Lengua 1,2,3,4,5,6 etc" en toooodas sus ediciones

Ananá dijo...

Hugo: To-tal-men-te